Hace tiempo que no escribía en el blog, con razón.
Hace mes y medio me rompí la muñeca, el brazo, en un accidente doméstico de lo más tonto. Se me cerró una silla en la que estaba subida, me caí de culo y al poner la mano, tacatá.
Desde entonces he pasado por un montón de emociones. Que hay cosas peores, of course, pero a cada uno le duele lo suyo y le preocupa lo suyo y desde luego ese "hay cosas peores" no es lo más empático que puede recibir alguien que esté sufriendo cualquier traspiés en su vida.
Afortunadamente hace años que trabajo mi desarrollo personal y tras el primer impacto en el que todo lo que te ronda por la cabeza es "qué hago yo ahora sin poder usar mi mano derecha, con tres niños, sin conducir, sin mostrar en las clases...", respiro, me centro, vuelvo a mi adulta interior y empiezo a organizar las cosas con las circunstancias actuales. Complicadas pero no imposibles. En la adaptación reside tal cantidad de soluciones para todo...
Así que empiezo a adaptar, la ropa que puedo ponerme yo sola, el peinado que puedo hacerme yo sola, la comida que puedo hacer, cómo aprovechamos para que el pequeñín de la casa se empiece a vestir solo (con el tiempo y paciencia extra que esto conlleva), las clases que puedo dar online, la adaptación para la muestra de las posturas...
Un reto, que no ha salido nada mal. Por supuesto, mi marido ha sido fundamental las primeras semanas en las que el dolor me ha impedido hacer más de lo que me hubiera gustado y mis padres que estuvieron un par de días conmigo evitando que nuestro menú se basara en cosas a la plancha jeje, pero dicho queda que no he dejado de hacer nada de lo que estaba a mi alcance.
Y por supuesto, la adaptación de mi práctica de Asana ha sido fundamental para gestionar el dolor de los primeros días y la incertidumbre del futuro con una rotura como esta dedicándome a lo que me dedico.
Con todo esto lo que quiero decir, es "Olé tú Ana" porque a pesar de esos sentimientos de pena, tristeza, miedo (mucho), duda, incertidumbre, rabia, ira, he tirado para adelante (como siempre) y al día siguiente de mi caída ya estaba haciendo Trikonasana y meditando más tiempo que el día anterior, echando de menos Sarvangasana y modificándola por Viparita Karani porque es lo que hay y no voy a gastar ni tiempo ni energía en lo que no puedo cambiar.
Y es ahí donde algo ha cambiado (de nuevo) y he comprobado un nuevo crecimiento, un nuevo avance, en cuanto a mi práctica, mi enseñanza y mi desarrollo personal. No hacer Sirsasana no me identifica como mejor profesora de Yoga, nada de lo que he tenido que dejar de hacer para hacer otras cosas me identifica como Ana. Nada.
Sigo siendo yo, haciendo otra cosas, adaptando todo.
De eso se trata todo, de ir aceptando lo que viene (siempre con tu derecho al pataleo como yo digo) y adaptarte. No es arrinconarte y esperar a que todo vuelva como era antes, es ADAPTACIÓN y ACEPTACIÓN.
Estoy deseando volver a empujar el suelo con toda mi alma en Adho Mukha pero ahora lo hago en silla, con el mismo entusiasmo y la misma entrega.
Todo esto me ha hecho ser todavía más agradecida por todo lo que puedo hacer y por el milagro de cuerpo que tenemos. Su regeneración es alucinante y de verdad, cuidadlo porque es nuestro vehículo para transitar esta vida. Gracias por mis hijos porque me han ayudado lo que no me imaginaba, mi marido, mis padres, mi amiga Paty que me trajo una crema de verduras que estaba mmm, mi amiga Estela dándome los mejores consejos para una correcta recuperación y mis amigas y alumn@s que han sido de lo más cariñosos.
Todo es mucho más sencillo de lo que nos creemos, pero hay que querer hacer las cosas más sencillas para que en las adversidades que aparezcan en la vida podamos gestionar y adaptar rápidamente todo. Hazte la vida fácil, no te compliques, haz lo mejor que puedas pero con lo que hay ahora, en este momento, sin mentirte. No hagas de menos pero no intentes hacer de más si hoy no se puede. Esto también se entrena. No es fácil pero si quieres, puedes.
Como os digo en clase, adaptemos, sal antes de la postura si es necesario, pero si no pasa nada, estira bien la pierna, haz dos respiraciones más cuando te creas que ya no puedes más porque si puedes...y sobre todo, respira, siempre, respira porque la respiración todo lo aclara, todo lo calma.
Y yo hablo de mí, de mis circunstancias y mi vivencia que afortunadamente se va solventando bien. Cada uno tiene su recorrido y para cada uno sus traspiés serán más graves o menos graves.
Releo lo escrito y a veces parece inconexo pero no lo es. Está escrito con la intención de plasmar tanto sentimiento en letras que creo que no se muestra pero, sinceramente, me da igual. Por poco que me entendáis, me doy por satisfecha.
Ánimo a tod@s los que estéis pasando por momentos complicados y un abrazo fuerte.
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