La última vez que pasé por el blog fue hace cuatro meses ya. ¿Por qué no he escrito nada hasta ahora? Porque mis prioridades eran otras.
Hace cinco meses me rompí la muñeca como ya comenté o a lo que hice referencia en las redes sociales. Tuve un primer tiempo de mucho miedo e incertidumbre que luego derivó en algo que me hizo crecer mucho a nivel personal y que me hizo asentar todavía más mis prioridades vitales.
La vida cambia, tú cambias con la vida, tus circunstancias cambian y por tanto tus prioridades deberían hacerlo también.
Estos cuatro meses en los que no he escrito me he estado poniendo como prioridad a mí, a mi recuperación para estar lo mejor posible para comenzar el curso.
Y cuando uno tiene bien localizado el foco, las fuerzas destinadas a un punto en concreto, el resultado es mejor sin duda.
Siempre lo digo, no te distraigas, sigue el camino... en todo. Confía pero de verdad. Tiempo, confianza, disciplina, constancia. En todo. Como en el Yoga.
Y aquí estoy con mis dos manitas a tope escribiendo esto. Feliz y orgullosa de mi cuerpo, de su capacidad de recuperación, de mi fortaleza mental y disciplina construida en mucha parte gracias al Yoga.
Y nada más que decir.
Mañana comienzan las clases grupales. Las individuales comenzaron la semana pasada. Estoy agradecida al máximo por poder ser un vehículo para que los demás conozcan el Yoga.
Comienzo este curso con mucha fuerza y ganas, con entusiasmo, alegría y tranquilidad.
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